Muchos padres con hijos adolescentes sufren grandes dolores de cabeza preguntándose porqué sus hijos no confían en ellos.Resienten que no hay comunicación y que casi siempre son los últimos en enterarse de los problemas o preocupaciones de sus hijos.
La confianza sin embargo es algo que se gana con el transcurrir de los años y se basa en un principio tan simple: cumple lo que ofreces!Muchos padres quisieran encontrar la fórmula mágica para ganar la confianza de los jóvenes como si fuera de presionar un boton y listo.
No hay nada más destructivo para la relación entre padres e hijos que perder la confianza pues es ella la base para una buena comunicación.
Promesas fallidas que jamás se cumplen como:
- "este fin de semana iremos al cine"
- "cuando me paguen te compraré una bicicleta"
- "haremos las tareas juntos esta vez"
- "cuando vuelva del trabajo traeré el juguete que me pediste"
Si has notado el comportamiento de los niños, cuando les ofreces algo lo recordarán cada minuto hasta que lo cumplas. Si dices que los llevarás al cine, ellos lo tendrán presente por los próximos días esperando con ansias que llegue el momento de ir juntos a disfrutar una película. Nada más frustrante que cuando llegue el día, papá simplemente lo olvido o tuvo que atender algún otro compromiso "más importante".
Si fallas constantemente en cumplir tus promesas a tus hijos, tarde o temprano ellos sabrán que aunque ofrezcas algo, simplemente no lo cumpliras. No te lo dirán, solamente será una alarma que resuene en sus corazones sabiendo que no pueden confiar en lo que ofrece papá o mamá. Y peor aún, tus hijos crecerán y dejarán de ser niños. Sus problemas ya no serán los mismos y sus intereses tampoco. ¿ Con quién hablarán ? ¿ Con alguién en quién nunca pudieron confiar o con su amigo o amiga que los escucha, les hecha el hombro y está alli en las buenas y en las malas incondicionalmente ?La reflexión es muy sencilla pero contundente. Si deseas ganar la confianza de tus hijos, comienza por cumplir lo que les ofreces. Comprométete. Edúcate a ti mismo por el bien de tu hogar. Si no tienes la voluntad o capacidad de cumplirles, es mejor que no ofrezcas.
Pon en práctica este sencillo principio y con el tiempo realmente verás como tus hijos aprenden a respetarte y amarte porque saben que lo que tu dices, se cumple.También puedes leer:
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